martes, 29 de octubre de 2019

No es un invento cubano


Menos una y más una no es un invento cubano.
Por: Gloria Guerrero

Los criterios, como los gustos,  son diversos y eso es justo, cada persona es un mundo, así que en este verano cubano casi ininterrumpido, deseamos que llegue nuestro invierno, flaco, es verdad, pero es nuestro invierno… y luego si se extiende un poco, la pregunta es: ¿cuándo se irá este frío? 
A esta inconformidad congénita del cubano, se añade el ya tradicional cambio de hora, que, por supuesto, a algunos gusta y a otros no…. y los hay, puedo asegurarlo, que confirman:   “…..es un invento cubano”. Nada más alejado de la verdad.
Fuentes bien documentadas aseguran  que  la idea  surgió en 1784, cuando Benjamín Franklin , para esa época embajador de Estados Unidos en Francia, propuso a través del diario Le Journal de París, algunas medidas destinadas al ahorro energético y aunque tales medidas no fueron tomadas muy en serio, sí evolucionaron en el tiempo hasta que se llegó a la conclusión de la conveniencia de cambiar la hora en pos del ahorro energético, lo que sucedió 190 años después.
Cuentan que la primera vez que se aplicó el cambio del horario estándar al horario de verano fue durante la Primera Guerra Mundial , la práctica retornó en 1973 durante la crisis del petróleo, cuando algunos países modificaron su horario oficial en busca del ahorro energético.
Otras fuentes señalan a un constructor británico Willian Willett, como  el dueño de tal idea, la cual fue aplicada en 1916 en gran parte de los países europeos y dos años después en Estados Unidos.
Así las informaciones del tema son diversas, se dice que 96 países del orbe lo utilizan cada año, mientras otros  186 lo usaron en algún momento y luego abandonaron esa práctica, que las Islas Malvinas mantiene el horario de verano de forma permanente desde el 2011 y que en los países cuya religión es el Islam, se interrumpe durante el Ramadán.
Todos coinciden en la época de cambio: entre marzo y finales de octubre o principios de noviembre, con una clara conciencia de la importancia del ahorro de energía y en esto Cuba no es la excepción Aquí se ha adoptado el horario de verano por varias veces, la primera de ellas, en 1928.
Y como costumbre beneficiosa que debería ser adoptada en todo el mundo, los cubanos adelantamos nuestros relojes y nuestras vidas una hora el segundo domingo de marzo y retornamos al horario normal el primer domingo de noviembre.

Lo cierto es, que amén de los gustos de cada cual, el beneficio es incuestionable al propiciar un importante y necesario ahorro energético ya que se aprovecha la luz solar durante más horas en todas las actividades laborales y domésticas, siempre teniendo en cuenta que al ser las noches más largas hay una necesidad mayor de la luz artificial y por tanto  es preciso hacer un uso adecuado de la electricidad.
Pero el horario de invierno, estándar o normal también tiene sus encantos, sobre todo para quienes aprovechan a dormir un poco más a esa hora en que a casi  nadie le gusta levantarse.
Así que el sábado 2 de noviembre, que ya se avecina, hágase dueño del tiempo, retroceda una hora cuando su reloj marque las 12 en punto de la noche y amanezca un domingo que le durará más de lo que necesita.
Es simple, una hora más y una hora menos,  y aunque algunos no lo crean no es un invento cubano.






miércoles, 16 de octubre de 2019

Cuestiión de identidad




Cuestión de identidad.
Por: Gloria Guerrero Pereda.
De texturas, olores y sabores, de recuerdos y palabras contadas, de memorias ajenas y propias, de necesidades, y sobre todo, de la vida misma, nacen las tradiciones de un pueblo.
Algunas de las tradiciones que hoy conserva la ciudad de Bayamo, comenzaron a gestarse mucho antes del descubrimiento y conquista cuando fuera fundada la segunda villa de la isla.
Para entonces ya nuestros ancestros conocían el maíz, boniato, la calabaza ,la malanga primitiva y la yuca, el maní, los frijoles,el ají, y por supuesto, el casabe que los conquistadores llamaban “aserrín de tabla”, por ser desabrido y la divina mezcla de carne con algunos de estos productos que dieron lugar a la reina de las tradiciones culinarias cubanas: el ajiaco.
Era en las tradicionales  Fiestas de Reyes,celebración religiosa surgida como mezcla de fiesta esclava convertida en callejera y aceptada de buen grado por nuestros antepasados bayameses, donde se desplegaban en un concierto de olores y colores las más variadas delicias de la cocina popular….En los kioskos de guano hechos para la ocasión alrededor de la plaza de la Revolución, se ofertaba al transeunte el ponche caliente, ron, cerveza, licores de anís, vino casero de frutas del patio, suspiros de merengue, rosca blanda, rosquitas, matahambre, ciruelas borrachas, longaniza con casabe, empanadillas, congrí, yuca con mojo y el inigualable cerdo asado dormido sobre una yagua que completaba aquellos olores que se fueron asentando en los bayameses como  futuros trampolines de la memoria.
Era una verdadera fiesta de tradiciones, en las que no faltaba la venta de la legendaria muñeca negra bayamesa.
Otras fiestas que también se insertaron como tradiciones bayamesas han sido Las Enramadas, nacidas en la barriada de Mabay, organizadas por Ignacio Jova, uno de los hombres que llevara a cabo el Primer Soviet de Obreros y Campesinos de Cuba en 1933, con el fin de recaudar fondos para la ayuda a los obreros desempleados por sus ideas políticas. Estos festejos trascendieron a otros territorios del país y aún hoy se efectúan en el sitio donde se originaron con todo un programa de musica tradicional y venta de granjerías típicas de la región.
Mención aparte merecen los Carnavales  que  no eran tan famosos en Bayamo, debido a la supremacía indiscutible de las llamadas Fiestas de Reyes, pero que al desaparecer éstas, comenzaron a ocupar un lugar importante en el gusto de la población.
Si bien es cierto que durante muchos años los Carnavales de Bayamo se distinguieron por su belleza, sus carrozas, vestuarios, comparsas y paseos  y sobre todo por ser una verdadera fiesta de tradiciones, donde se disfrutaba de todas aquellas delicias que  se ofertaban en las fiestas de fin de año, y aún más, vale decir que ya no se diferencian de otros jolgorios carnavalescos.
Se dice que  bicicletas y coches, llegaron a la villa al mismo tiempo a principios del siglo  XX  y hasta la fecha  han servido ambos de singular medio de transporte, que si bien resuelve  el día a día de los bayameses, por lo menos los coches , aunque continúan siendo un símbolo, dejaron de ser hace mucho tiempo ese medio romántico de paseo por las calles de una ciudad llena de historia y tradiciones.
Y entonces cabe la pregunta: ¿se perdieron las tradiciones de Bayamo?
No creo….Soy testigo de los intentos que se han hecho en la ciudad por rescatar sus tradiciones, algunos han sido válidos, como por ejemplo la Feria de las Flores, surgida a mediados de la década de los 40 de la pasada centuria, como vía para recaudar fondos para obras de beneficencia y promovido por  Alberto Ramírez Soa (Albertín), que en esa época era Consejal del Primer Ayuntamiento Libre de Cuba.
El evento  se celebra cada mayo en el barrio San Juan, su lugar de orígen, gracias a una investigación realizada por los especialistas del Parque Museo Ñico López. Y aunque aún le faltan ciertos detalles que embellecerían la feria, y aportarían mucha ganancia espiritual a la revitalización de las tradiciones, es digno destacar tan importante empeño.
Apegados a sus tradiciones, los bayameses no dejan pasar un 12 de enero sin rememorar   la quema gloriosa de la ciudad en 1869. En la noche ocurre un espectáculo que simboliza el acontecimiento  y al que acude el pueblo sin que medie convocatoria alguna.
Hay muchas cosas que pueden rescatarse porque son granjerías que algunas personas todavía saben sus recetas,  por ahí en la esquina del parque andan las rosquitas de a ocho, los suspiros y matahambres, las ciruelas están esperando en las matas y es cuestión de voluntad  para quienes pueden decidir  convocar y organizar fiestas donde estén presentes las tradiciones que junto al patriotismo engrandecieron e hicieron de Bayamo una ciudad diferente.
Un pueblo sin tradiciones es un pueblo sin alma, no hay que temer a los nombres,todo lo contrario:  hay que llamar las cosas por su nombre, porque  lo que vale es la esencia, el contenido y lo que significa para un pueblo, para un país mantener sus costumbres, su orígen, su raíz, su identidad.




viernes, 24 de mayo de 2019

Hacer la diferencia.


Hacer la diferencia.
Por Gloria Guerrero Pereda.

Donde se habla del alma de las cosas

Más de 17 mil cirugías mediante la técnica de Mínimo Acceso se realizaron en Granma desde que en el 2002 este servicio comenzara a utilizarse en la provincia. Sin dudas, una práctica novedosa que ofrece amplios beneficios a  los pacientes, en tanto minimiza los riesgos operatorios y post-operatorios, a la vez que disminuye la cantidad de recursos empleados.
Toda cifra es importante cuando de modo general se quiere dar una idea del beneficio recibido por una parte importante de la población que en estos 17 años resolvió sus dolencias gracias a esta técnica quirúrgica.
Pero aquí no se trata de cifras, los números -ya lo sabemos-,   siempre van a estamparse en  informes dispuestos a dormir en los archivos, hasta que alguien los necesita.
 Después de casi dos décadas de contar con esta práctica que no por “mínima” deja de ser especializada y compleja, se impone hablar de talento, habilidad, destreza, sacrificio, alternativas, compromiso, deseos de hacer y sobre todo, de una alta dosis de humanidad del equipo de Cirugía de Mínimo Acceso del Hospital Provincial Docente Clínico-Quirúrgico Carlos Manuel de Céspedes de Bayamo.
No hay enfermedades, hay enfermos.
Son 19, entre cirujanos, anestesiólogos, enfermeras y auxiliares y camilleros que también son importantes, en el asunto de la higiene y en eso de llevarte como en la bruma de un sueño hasta la pequeña sala de unas seis camas donde te recibe Eguert, un experimentado enfermero.
Ese es casi el final feliz de un dolor agudo de vesícula biliar  que  a  esta periodista ,  ya  bien recuperada (aunque todavía asombrada), como a muchos otros, la llevó a  buscar los servicios de cirugía por mínimo acceso.  
Diferente en esencia y resultados resuelve en este momento  todas las dolencias posibles y a pesar de las múltiples carencias que afectan el sistema de salud en nuestro país va en camino, no lo duden, de lo que será la cirugía sin huellas.
Eso no sería posible si este equipo, que funciona como una maquinaria bien engrasada, no tuviera, además,  la virtud de poseer alma y sentimientos y alternativas para cada paciente (que son muchos) por aquello que practican cada día: “no hay enfermedades, hay enfermos”
Aquí, como dicen, todo vale, desde la sonrisa conque te reciben en la masiva consulta de los viernes,- donde aún no me explico cómo pueden atender con tanto rigor a decenas de pacientes nuevos y de reconsulta post-operatoria,- hasta que te despiden con una frase que si usted le pone el alma del mismo modo que ellos se la ponen, funciona: “mente positiva”.
Aunque el día a día de este centro hospitalario se ha convertido desde hace unos años en remodelaciones, mejoras y ampliaciones,  lo cierto es que ya todo resulta pequeño e insuficiente en “el Céspedes” como lo llamamos los granmenses.
La población que atiende se ha triplicado, a la vez que creció el conocimiento de las personas en la prevención y solución de sus problemas de salud, mientras que por otra parte decrecen los insumos y se hacen viejos e insuficientes  los equipos.
Nunca me he sumado a eso de “hacer con nada”, porque con nada no se hace nada, pero si se que con poco, si usted le pone voluntad y amor, empeño y deseo, talento y preparación  y  a eso le agrega la capacidad que tenemos los cubanos para encontrar alternativas, entonces tendrá resultados.
Las piedras de mi camino
Dicen que uno aprende algo todos los días y es cierto. Llegué con ellos bastante desconfiada, no por ellos, porque no es secreto para nadie la calidad de los médicos cubanos, sino por mí: demasiadas dolencias crónicas, riesgos de complicaciones y también mucha edad (eso tampoco es secreto para nadie). Estaba segura de recibir un No rotundo.
El doctor Andrés Fernández, jefe del Servicio de Cirugía de Mínimo Acceso, ese joven alto y sosegado, me miró con una sonrisa y me dijo : Sí, pero debe valorarte la anestesista y entonces llegó la Doctora Marta Rosabal, un amor de persona, con una  larga experiencia y un entusiasmo que sobrepasó mis negros pensamientos.
Ahí comenzó más de un mes de tratamientos, recomendaciones, consultas y revisiones hasta que ambos estuvieron seguros  y entonces, en un satiamén, salí del peor de los martirios: piedras de todos los tamaños en una vesícula que nunca se había quejado de nada hasta que….. ( perdón, no puedo hablar de ella….. me duró bastante).

Un mínimo que se convierte en máximo.
Es increíble la rápida recuperación  de una cirugía por Mínimo Acceso, sólo el que lo experimenta puede apreciar no sólo el bienestar casi inmediato, sino también los riesgos que evitó, incluso algunos que pudieron poner en riesgo su vida.
Para que se tenga una idea de la importancia de la práctica de la cirugía minimamente invasiva, existe en Cuba desde el año 2003 el Centro Nacional de Cirugía de Mínimo Acceso (CNCMA), institución encargada de liderar asistencia, docencia e investigaciones e introducir tecnologías de punta, aunque ya se practicaba en en el país dede 1991.
Actualmente este proceder  se ejecuta  en  53 hospitales del archipiélago cubano, desarrollándose en 13 especialidades médicas con cerca de 50 mil cirugías anuales.
Como ven son cifras que saqué de esos informes que duermen en algunas gavetas y eso no está mal, pero vamos a lo que interesa, que es en definitiva el alma de las cosas.


Puestos en una balanza los beneficios al  paciente frente a una base tecnológica en extremo costosa que se renueva costantemente, es evidente que nuestro país, aún sin grandes recursos, apostó por la calidad de vida y abrió la puerta a la llegada de un nuevo acontecimiento  de la medicina en el mundo.
Y esa más que una idea, sin romanticismos ni utopías, fue, es y será un reto para la salud pública cubana, en un panorama mundial donde ya existe la nanotecnología, la robótica, la realidad virtual y otros avances al servicio de  una cirugía que ya no pertenece al futuro sino al presente.
 No hay que desconocer la realidad de una Cuba bloqueada, con enormes limitaciones económicas  y que sin embargo posee el mejor de los recursos: el humano, y es aquí donde entra el ingrediente principal: el alma de las cosas. Esa que anima el día a día de este pequeño pero nunca mínimo colectivo que en nuestro hospital Carlos Manuel de Céspedes, hace la diferencia.



domingo, 11 de noviembre de 2018

Nace una Villa, San Salvador de Bayamo (II)


San Salvador de Bayamo (II)

Por Gloria Guerrero Pereda

Aunque los asentamientos de San Salvador y de Bayamo se aprovecharon como plataforma para la conquista de otros territorios y el establecimiento de nuevas villas, San Salvador estaba condicionada por escasa población, inexistencia de tierras fértiles, no estaba a orillas del mar, ni poseía yacimientos de oro.
Por otra parte, es  significativo que en esta zona coexisten dos poblaciones hispanas: una en el Guacanayabo y otra en el poblado indio de Bayamo. Sin embargo, San Salvador no tuvo nunca la prosperidad que se esperaba, en tanto en Bayamo florecían principalmente los cultivos agrícolas.
San Salvador fue decayendo y finalmente en 1515 el monarca español le comunica al Adelantado Diego Velázquez, que el punto de contacto de las naves de la metrópoli con la isla  sería en Trinidad porque allí habían sido descubiertas unas minas de oro. No obstante, Velázquez logra convencer al rey de trasladar a Santiago de Cuba el punto de encuentro, donde dijo existía una excelente bahía.
Así comienza a languidecer el primer emplazamiento de la segunda villa y es entonces que a partir de este momento, que los pobladores de Bayamo, estos hombres que se encontraban desde febrero de 1512 asentados en la márgen derecha del rio Bayamo, comienzan a pedir que la segunda villa sea trasladada hacia Bayamo.
Según consta en el artículo Los titubeos de Diego Velázquez, del Msc Ludín Fonseca, historiador de Bayamo:  “Ya en 1512 en Bayamo coexistían de forma permanente la población aborigen y española, y la segunda utilizaba a la primera como mano de obra; se iniciaba el proceso de transculturación entre ambas, como resultado de la cohabitación. Igualmente existían importantes volúmenes de producción y concurría una red de caminos que la comunicaban con otros espacios; el río no solo ofrecía alimentos, sino una alternativa de comunicación, era la salida al mar. Se había establecido una institución religiosa, pues el fraile Bartolomé de Las Casas residía en el poblado, y estaba acantonada una fuerza militar”.
Aunque a lo largo de la historia se han asignado 10 posibles sitios de emplazamiento de la segunda villa --entre el tiempo transcurrido desde la desaparición de San Salvador y la ubicación de la villa en la márgen  derecha del otrora navegable río Bayamo---, es incuestionable que en ese momento no existía ningún otro asentamiento en la zona que pudiera disputarle la hegemonía de ser el núcleo poblacional y económico más floreciente.
Es entonces que a partir de junio de 1515 puede hablarse del surgimiento de la segunda villa nombrada como San Salvador de Bayamo.
Creyó Diego Velázquez que en estas tierras  había salvado a los cristianos del irredento Cacique Hatuey.  Con orgullo han llevado sus pobladores el nombre de San Salvador de Bayamo, pueblo aborígen que levantó sus casas y sus muros a fuerza de lágrimas y dolor, dueño de la inmensidad de este valle, de sus bosques seculares, de sus montes, el pueblo de piel cobriza, ojos oscuros y largas y negras cabelleras, el pueblo que recogió las cenizas del indio inmolado convertido en la luz de un mito que aún permanece, el pueblo rebelde que durante siglos lustró su cabello aborígen y con el se fue a la guerra hasta alcanzar su independencia.

Nace una Villa , San Salvador (I)


San Salvador (I)

Por Gloria Guerrero Pereda

Casi 20 años habían transcurrido desde que el Almirante Cristóbal Colón puso un pie en el Nuevo Mundo, cuando en plan de conquista los españoles comenzaron a “fundar” a golpe de esclavitud, las primeras villas en el archipiélago que hoy es Cuba.
Más que fundar, prefiero las palabras  asentar, establecer, fijar, que es casi lo mismo, pero no es igual, porque a la llegada de los españoles esta era ya una región poblada. La presencia aborígen tenía una larga trayectoria desde el año 800 de nuestra era, con asentamientos de grupos humanos que conocían la cerámica y la agricultura.
A finales de 1511 y principios de 1512, llegan  los españoles por primera vez a la región de Bayamo, ya habían establecido la primera villa en Baracoa y venían tras el Cacique quisquellano Hatuey,que había sublevado a los aborígenes de la zona oriental de la isla contra la dominación extranjera.
La columna española, comandada por el Adelantado Diego Velázquez, continúa su desplazamiento hacia la región del Guacanayabo, no sin antes dejar en el asentamiento aborígen de Bayamo unos 70 hombres que con el paso del tiempo y mediante la utilización del trabajo  forzado de los nativos promueven el florecimiento de la agricultura, y la obligada transculturación, mezclándose con la población nativa e imponiéndoles un Dios que no conocían.
Ya en la región del Guacanayabo el Adelantado establece un campamento, se produce la captura del cacique insurrecto, lo quema vivo y a partir de ese momento trascendental de nuestra historia comienza a manifestarse el espiritu rebelde de los habitantes de la aldea de Bayamo.
Preocupado por esta situación, Diego Velázquez, envía a Bayamo al Capitán Pánfilo de Narváez,al frente de 30 flecheros y de inmediato comienza un maltrato cruel con los aborígenes especialmente con las mujeres. Una noche de septiembre de 1512 se produce en Bayamo una sublevación de unos 2 mil indios liderados por el Cacique Caguac, quien había ocupado el lugar de Hatuey. La sublevación es sofocada no sólo por la superioridad del armamento, sino por un hecho singular: Narváez, a pesar de haber sido alcanzado por una piedra logra montar en su caballo y  aterroriza a los insurrectos con el sonido de unos cascabeles.
Nace una Villa
El Msc Luidín Bernardo Fonseca García historiador de Bayamo en su artículo Los titubeos de Diego Velázquez, asevera con toda justeza, y cito :La historiografía cubana ha presentado las determinaciones de los hombres que conquistaron y colonizaron la isla de Cuba como inequívocas, sin tener presente que desconocían el medio geográfico y que estaban sometidos a la presión que ejercían las comunidades aborígenes indómitas y la corona española, deseosa de tener noticias halagüeñas. Las dudas y el apremio estuvieron presentes en las decisiones que tomaban, e influyeron en la selección del lugar que escogió el Adelantado Diego Velázquez para fundar la segunda villa, San Salvador, en noviembre de 1513.*1
A mi juicio, es sin dudas este documento basado en una acuciosa investigación, la hipótesis más acertada de las múltiples aparecidas en torno al sitio exacto en que fuera “fundada” por los españoles  la segunda villa  en el archipiélago cubano.
Así es que en 1512 Velázquez envía desde Baracoa (primera de las villas establecidas en Cuba) una carta al Rey de España donde pedía autorización para legitimar la distribución de  de aborígenes y tierras y señalaba para recibir respuesta un punto de contacto en el Guacanayabo, donde debían arribar las naves procedentes de la Península.
A principios de Octubre de 1513 conoce que las naves ya se dirigen al Guacanayabo y entonces lo embarga la incertidumbre  que lo obliga a valorar entre dos propuestas: “llegó á la provincia del Bayamo porque tenía pensamiento de asentar un pueblo en ella ó en la del Guacanayabo”. *2
Tal indecisión tiene su fundamento en que en ambos lugares había residido: en 1512, en Guacanayabo durante la captura del Cacique Hatuey, y en Bayamo por el alzamiento de los aborígenes en respuesta al suplicio del quisquellano, y  donde además ya residían unos 70 peninsulares.
Sin embargo y aunque la región de Bayamo tenía la ventaja de un desarrollo ya visible, la posición en Guacanayabo  ofrecía mayores ventajas en relación con el objetivo de los españoles de asentar otras villas en el sur de la isla. Entonces el 5 de noviembre de 1513 nace la villa San Salvador, apremiada por la urgencia de la llegada de las embarcaciones procedentes de España.
Ubicada en el espacio donde se produjo el suplicio de Hatuey en 1512, estaba distante de los núcleos poblacionales aborígenes. Tenía más  potencial para enclave militar y resguardo y seguridad hombres , provisiones, toda la logística, la recién creada fundición de otro y la Casa de Contratación. Entonces se prefirió la función militar en menoscabo de la económica.
San Salvador se ubicó en terrenos de la margen oeste del río Yara, definidos como meridionales, una zona montañosa, cubierta de montes, pedregosa, intransitable, completamente inculta y despoblada. Vale aclarar que la ubicación primigenia de la segunda villa no estuvo, como muchos creen, donde se encuentra el poblado actual de Yara, el cual se halla situado en la porción este del río y sus terrenos son boreales, favorables para el cultivo”.*3
Pero este no sería el emplazamiento definitivo de la segunda villa ni sería bautizada con un nombre religioso tal y como fueron denominadas el resto de las localidades establecidas por la metrópoli española en la isla,  por una simple razón de la que se vanaglorió el Adelantado Diego Velázquez, según el conquistador aquí fueron libres los cristianos del  Cacique Hatuey. Así, fue llamada  San Salvador…. (continuará….)
Notas: 1 ,2 y 3: Msc Luidín Bernardo Fonseca García. Los Titubeos de Diego Velázquez-





viernes, 19 de octubre de 2018

Cubanía, en el espíritu de todas las cosas




En el espíritu de todas las cosas

Por: Gloria Guerrero Pereda


En esta isla que llamamos Cuba, el sol no nace sin olores. Apenas despunta el cantío del gallo y aunque usted no lo escuche porque vive en la ciudad y a veces allí “no suenan”, se levanta como si saliera de la propia tierra el aroma inconfundible del café recién colado….cumple la cubanía con su primera regla de oro.
Usted podría pensar que Cubanía es algo material, pero no, no lo es, es algo tan etéreo como el aroma del café recién colado, pero tan fuerte y profundo que hasta duele cuando uno despierta en otro país, porque allá (y allá es cualquier parte del mundo) el café no huele ni sabe igual, el puerco asado no es el mismo, las yucas pueden hasta ser mejores, pero les falta, les falta algo que no se puede explicar.
Si a eso le agrega un congrí hecho en fogón de leña, unas mazorcas de maíz asadas, chicharrones, harina de maíz tierno, tamales y  ajiaco, entonces el olor es el más rico y apetecible porque usted lo trae en la sangre desde los tiempos del encontronazo entre españoles y aruacos, donde cada uno agarró lo que pudo y comenzó una mezcla aderezada con el aporte africano de los picantes, plátano, quimbombó, ñame, ajiaco y congrí con el té traido de China, la sopa, el arroz frito, maripositas, palomitas,vegetales, salsas y condimentos.
La Cubanía es una vocación, ha dicho Miguel Barnet, prestigioso intelectual cubano, y no he oido hasta ahora definición más clara y acertada que esta frase, que por supuesto, encierra otras muchas muestras como es la rebeldía genética del cubano, su apego a la patria,a su himno, a su bandera, ese ser solidario en cualquier circunstancia, esa forma de ser y de pensar, de reirse hasta de sus propias desgracias.
Entonces Cubanía es mucho más de lo que usted piensa, no es material, no señor, pero está en el espíritu de todas las cosas, en los colores en los sonidos y en los olores, esos que se levantan al amanecer desde la propia tierra cubana, como el aroma etéreo del café.
Nota: Miguel Barnet ..Novelista, ensayista y poeta cubano. Presidente de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC) y de la Fundación Fernando Ortiz

viernes, 17 de agosto de 2018

De Grecia a la Piñuela
A propósito del XV Festival de Órganos  de Niquero Raquel Morales in
memoriam.
Por Gloria Guerrero
La más remota  noticia del origen de un órgano, lo sitúa en Grecia, en
virtud del ingenio de un antiguo inventor llamado TESIBIO…..
Contaba entonces con diversos artilugios que funcionaban con agua y
aire.
Ya en el siglo Séptimo es conocido por los romanos  y adoptado por la
Iglesia Católica Romana como acompañamiento a los servicios
religiosos…Su permanencia en Cuba data de 1544, cuando Miguel
Velázquez, hijo del Conquistador Diego Velázquez hace sonar ese
instrumento en la Catedral de Santiago de Cuba.
Pero no fue hasta la primera mitad del siglo XIX, a partir de la patente italiana de Barbieri, que fábricas francesas, comienzan a construir los órganos de cartón, conocidos como neumáticos. En Cuba fue vista la singular caja de música hacia 1850, en La Habana y Cienfuegos. 
La familia Borbolla, de Manzanillo, en la actual provincia de Granma, hizo posible que el instrumento llegara al Oriente cubano procedente de Cienfuegos. Fue la iniciadora de lo que sería una tradición en esta parte de la Isla, donde echó raíces y comenzó a golpe de manigueta y cadencia original a mover los pies en cuanta fiesta se organizó, en pueblos y ciudades  desde entonces hasta nuestros días.
Devenido tradición musical, el órgano ha sobrevivido por siglos en el pentagrama sonoro de la nación cubana y algunos, como el que hoy nos ocupa, fueron más allá cuando se convirtieron en Grupos Portadores del Patrimonio Inmaterial de la zona donde radican, al pasar esa tradición de generación en generación de una familia.
Adquirido por Ramón Carrillo en 1918 , primero en calidad de alquiler y luego comprado al carpintero Ebanista holguinero Abelardo Berberena, el citado instrumento musical fue bautizado por el propio Ramón y sus hijos como Estrella de Cuba y llevado a su batey, hasta el día de hoy ubicado en la zona de la Piñuela, municipio montañoso de Buey Arriba en la provincia cubana de Granma.
Lo cierto es que Ramón Carrillo, un guajiro fiestero y bien plantado celebró a partir de entonces su cumpleaños cada 30 de agosto como fiesta de San Ramón donde se vendía una gran variedad de platos tradicionales como tamales de maíz tierno, puerco asado, yuca, congrí, empanadas, dulces caseros , el inigualable café endulzado con miel de abejas y “música molida”, sin tiempo ni contratiempo hasta que el sol saliera.
Este agosto el “Estrella de Cuba” llega a cien años mantenido como tradición por varias generaciones de la familia Carrillo. Todavía ofrece su variado repertorio en pueblos y comunidades de difícil acceso de las montañas granmenses, con una plantilla de seis músicos que ya garantizan la continuidad de su quehacer.
Considerado uno de los más antiguos órganos musicales de nuestro archipiélago,  no sólo ha conservado su estructura original, sino también se ha establecido como un baluarte en la preservación de las más auténtica tradiciones sonoras cubanas.