jueves, 19 de enero de 2017

A propósito de un posible gran terremoto.



A propósito de un posible gran terremoto.
Por Gloria Guerrero
Eran las 4 y 8 minutos de la madrugada de esta 17 de enero del 2017, cuando un fuerte sismo de 5,8 grados en la escala de Ritcher, sacudió el Oriente cubano…desconcierto, gritos, susto, pavor, cables eléctricos incendiados, en fin, locura e impotencia.
Para quien vive en el oriente cubano, sobre todo en las provincias al sur, un temblor de tierra se convierte en algo cotidiano….A veces la situación se pone fea como aquel mediodía del 25 de mayo 1992 cuando a eso de la una de la tarde sacudió a la provincia de Granma uno de 6,8 de intensidad macrosísmica, que según algunos especialistas desprendió una energía superior a 15 bombas atómicas.
Puede parecer exagerado, hasta a mí me lo parece, pero bien, no somos especialistas, más bien somos imprudentes y si a esto añadimos que hasta ahora , no existe una tecnología que permita su predicción es obvio lo indefenso que estamos ante ellos y que la imprudencia y el pánico puede llevarnos a la muerte.
Recuerdo que salí sin pensar hacia la puerta, a tiempo de ver la oscilación de cables y postes eléctricos, la ondulación aterradora de la calle y ahí paró todo. Tuvimos suerte, no pasó nada, una que otra grieta en las edificaciones y mucho miedo.
Ahora, esta última madrugada que refiero, fue peor, porque el hecho de cables eléctricos incendiados por la oscilación, nos impidieron a muchos salir a la calle. Pero tampoco es bueno tirarse a la calle y menos cuando uno vive en el centro de una ciudad como Bayamo donde las casas se pegan unas a las otras y los sitios descampados quedan demasiado lejos para los eternos segundos de pánico y confusión. Ahora, lo reconozco, también fuimos imprudentes.
Para estas fechas del pasado año, vivimos también con el corazón en la boca cuando al sur de la vecina provincia de Santiago se sucedieron cientos de movimientos, algunos perceptibles aquí, otros sólo perceptibles allá y muchos moviéndose en el silencio aterrador de las profundidades. Este enero que aún no acaba, se repite la situación con más de cien réplicas del monitoreado de 5,8 el día 17.
Estamos avisados, una sucesión de temblores de diferentes magnitudes han sido monitoreadas por el Centro Sismológico de Santiago de Cuba y la alerta temprana a la población debe crear, a pesar del miedo, un clima de mayor seguridad.
Eso lo digo muy bonito, pero nadie reacciona de la misma forma y un temblor en medio del sueño, bloquea los sentidos y de forma instintiva uno comienza a correr de un lado a otro de la casa buscando al resto de la familia. Es tenebroso esto que estoy diciendo, pero es la verdad. Sólo nos salvaremos si pasado el primer temblor somos capaces de reaccionar debidamente y tratar de protegernos.
Conscientemente digo: No se trata ahora de ceder espacio al pánico y la ingobernabilidad. Se trata de estar alertas y cumplir paso a paso las orientaciones de la Defensa Civil que como todos los cubanos sabemos es estricta en sus disposiciones y con sus acertadas medidas ha protegido a la población de cientos de desastres naturales, teniendo como principal objetivo la vida de las personas y la salvaguarda de la economía.
Entonces, Santiagueros, Granmenses, Guantanameros, orientales todos, debemos continuar nuestro trabajo cotidiano, no ha de pararse ni una sola industria, ni las labores agrícolas, ni cerrar las escuelas, ni salir como locos al primer movimiento. Lo inteligente, lógico y racional es estar alertas, bien informados y cumplir las orientaciones de la Defensa Civil

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